Dejemos de inventar un mundo que no existe.
Dejemos que nos pase la vida sin tratar de existir.
Dejemos que las noches sean de quien las compró,
Y no de quién realmente las necesita.
Dejemos que me vaya cuando el tiempo sea nuevo.
Dejemos de interpretar las palabras de un monitor.
Dejemos que mi cama siga intacta,
Y que ese colchón no conozca tu olor.
Dejemos de aparentar que estamos bien.
Dejemos al tiempo hacer su labor.
Dejemos de extrañar cada momento,
Y de lamentar lo que no pasó.
Porque hoy que sé que ya no pasa nada,
Y que los días sí llegan a la noche sin tí,
Me doy cuenta que en realidad no fuiste el aire
Y que no existe nada que me retenga aquí.
Dejaré de creer que ella no existe,
De desear que sigas pensando en mí,
Porque no hay peor estupidez que dormir sola
E imaginar que solo duermes tu sin mí.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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