Dormir

No hay manera de explicar, lo grande que está mi cama últimamente.
Nunca lo había notado,
Es del tamaño perfecto para dos.
Y sí, la miro y la miro ¿no?
Y me pregunto, ¿cómo diablos le haré para llenarla?
Pero, ¿y si me arrepiento?
Todos saben lo que amo dormir sóla.
¿Porqué es que últimamente tengo ganas
de quedarme dormida abrazada a alguien?
Como que se antoja que me cuenten un cuento,
que me envuelvan en una manta de brazos,
y me despierten con un beso.
¿Sabían que me arrullo sola?
Tengo una manía de arrullarme moviendo uno, o ambos, de mis pies
Ocasionando un vaivén casi de cuna que me ayude a conciliar el sueño.
Totalmente inconciente.
No sé, bah, hay que preguntarse que es lo que sí sé últimamente, ¿no?
Pero es que ayer me dormí abrazando la almohada,
Totalmente exhausta por un día agotador,
y tenía ganas de que la almohada me abrazara,
me platicara,
me dijera, "Cállate, tarada, tengo ganas de dormir"
Pero estoy perfectamente conciente que eso no lo tendré,
por lo menos en un futuro muy cercano.
Y no me gusta pensar, no quiero querer,
No quiero voltear a ver el espacio libre,
Y pensar que quizás ahí debería estar alguien,
Que quizás a alguien le gustaría escuchar como me fue en mi día,
Y saber que rayos voy a hacer mañana.
Creo que mi mente me está saboteando.
Hace que se me antojen ciertas cosas
Porque sabe que no las puedo tener.
Si, es eso.
Ay cerebrito, ya ni la chingas.
Me gustaba más mi otra vida,
donde había reglas inquebrantables,
Donde todo estaba fríamente calculado.
Hoy he dejado de ser persona C,
he roto más reglas de las que puedo contar,
Donde mi cama era un templo de soledad y alegría,
Donde mis noches eran mi mundo,
Donde el amanecer marcaba mi hora de dormir.
Hoy, hoy las reglas se rompen,
y sí, tengo miedo,
pero también estoy sonriendo.